Herramientas de IA generativa como ChatGPT han alcanzado un grado de adopción masiva en tiempo récord y han cambiado el rumbo de todo un sector.
¿Quiénes? Google Meta, Microsoft y OpenAI.
¿Cuándo? Ahora.
Cuando OpenAI lanzó una aplicación web gratuita llamada ChatGPT en noviembre de 2022, nadie sabía lo que se avecinaba. Sin embargo, ese discreto lanzamiento lo cambió todo.
En enero, ChatGPT se había convertido en la aplicación web de mayor crecimiento de la historia al ofrecer a todo aquel con acceso a un navegador disponer de una de las redes neuronales más potentes jamás construidas. Estábamos asombrados e inquietos.
Y eso fue solo el principio. En febrero, Microsoft y Google desvelaron sus propias hojas de ruta para combinar chatbots con motores de búsquedas, unos planes que daban pie a Re-imaginar nuestras interacciones diarias en Internet.
Las primeras demostraciones no fueron muy espectaculares. Bing Chat, de Microsoft, se descontroló y empezó a mostrar resultados sin sentido. Bard, de Google, fue cazado equivocándose en un hecho en su vídeo promocional. No obstante, el genio no iba a volver a su botella, sin importar lo raro que fuera.
Desde entonces, Microsoft y Google han ido más allá de las búsquedas para poner asistentes basados en chatbots en manos de miles de millones de personas a través de sus softwares de oficina. La IA generativa promete resumir correos electrónicos y reuniones, redactar informes y respuestas o generar presentaciones completas con diapositivas formadas por títulos, ilustraciones e imágenes en cuestión de segundos.
Microsoft y Meta han lanzado modelos de creación de imágenes que permiten a los usuarios generar instantáneas que se pueden compartir con un solo clic. A partir de ese momento, no han parado de aparecer ejemplos descabellados como los de Mickey Mouse o Bob Esponja estrellando un avión contra las Torres Gemelas.
Los nuevos teléfonos de Google utilizan ahora la IA para permitirte editar fotos hasta un grado nunca visto, cambiando caras tristes por alegres y tardes nubladas por atardeceres de ensueño.
Nunca una tecnología tan radical había pasado de prototipo experimental a producto de consumo tan rápido y a tal escala. Y lo que está claro es que ni siquiera hemos empezado a darle sentido y, mucho menos, a calcular su impacto.
¿Está perdiendo su brillo? Es posible. En cada nuevo lanzamiento, lo asombroso se vuelve más mundano. Sin embargo, el legado de 2023 deja algo claro: miles de millones han mirado a la IA a la cara. Ahora tenemos que averiguar qué es exactamente lo que nos devuelve la mirada.
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